La música tiene una gran importancia en nuestras vidas y, como no podría ser de otra forma, en la de nuestros peques en especial, ya que permite su desarrollo y aprendizaje siendo empleada de forma transversal en toda la educación que les proporcionamos.
Escuchando cualquier tipo de melodía ambos lados del cerebro se activan: el hemisferio derecho haciendo que nos imaginemos escenarios y que nuestras emociones varíen según qué escuchemos; y el hemisferio izquierdo que se encargará de ver lo más racional como el ritmo o las notas.
Se ha demostrado científicamente que la música ayuda a calmarnos, a que prestemos más atención o incluso que nos pongamos de mejor humor. La música en forma de terapia tiene muchos beneficios como estimular la comunicación y expresión de los sentimientos, fomentar el desarrollo del cerebro, mejora el estado de ánimo y la coordinación motriz. Sabiendo esto en Novashool BabySunland introducimos de una manera muy activa la música en nuestras aulas.
Cada día realizamos nuestra asamblea y es aquí donde empezamos la labor, entonando diversas canciones para que nuestros peques tengan conocimiento de los hábitos y tareas que realizamos en clase. Como decir los buenos días o qué tiempo hace fuera. Además, no solo es importante la melodía y la letra sino también acompañarla de gestos, bailes e incluso el silencio. Con este último, poco a poco, les inculcamos a nuestros peques la paciencia. Otras veces el silencio es necesario para enfatizar algo que viene a continuación y queremos que presten toda su atención.
También les dejamos que “creen” ellos la música, es decir, con instrumentos. En clase, tenemos diversos instrumentos como las maracas o un pequeño piano. Con estos instrumentos logramos que, aparte de disfrutar, trabajen la psicomotricidad fina o la concentración. O simplemente escuchamos el ruido que hacen las gotas de lluvia en el suelo, los pájaros volando y cantando, el susurro que hacen los árboles cuando hace mucho viento; haciéndoles disfrutar de las cosas más sencillas que nos regala la naturaleza.
Y, por último, y no menos importante, con la música creamos un vínculo entre profesora y alumno muy estrecho. Nosotras les ofrecemos nuestra voz y ellos nos miran atentos y con pasión. Cuando hacemos gestos o bailamos ellos nos intentan imitar y nos acompañan en muchas ocasiones. Con la música les damos una herramienta más para poder comunicarse y expresar lo que sienten en ese momento.